domingo, 25 de octubre de 2015

ESTAMBUL, TURQUÍA (Octubre-Noviembre 2015)

Aquel fatídico domingo de Octubre, día en que se atrasaba la hora en toda Europa, partía con una amiga hacia Filipinas desde España con un supuesto trasbordo de no más de 7 horas en el aeropuerto de Estambul. Los relojes de los móviles se cambiaron automáticamente y nosotros estábamos convencidos de que cuando en España eran las 19.00, en Turquía eran las 20.00 –hay una hora de franja horaria-.  Desgraciadamente, a sus dirigentes no les pareció buena idea este cambio estando a una semana de las elecciones y, como resultado, no se atrasaría la hora hasta pasadas dos semanas de este acontecimiento. Es decir, cuando creíamos que en Turquía era la 1.30am, en realidad eran las 2.30, lo cual hizo que perdiésemos el avión.
Como consecuencia, tuvimos que pagar otro que nos llevase a Manila, y la opción más barata se encontraba a los 9 días. De modo que, tras sacarnos un visado de turista inesperado y descubrir que nuestras maletas habían sido erróneamente enviadas a Filipinas por parte de la aerolínea turca, comenzamos a buscar la manera de sobrevivir allí con el menor de los presupuestos posibles.

Empezando ya a amanecer y con más de 12 horas en aquel maldito aeropuerto, envié solicitudes por couchsurfing (probablemente más de una centena) en las que cualquier aceptación, por pocos días que nos aceptasen, nos bastaba -en el caso de Paula, ésta era la primera vez que iba a alojarse en casa de un desconocido a través de couchsurfing y parecía bastante asustada y desconfiada, sin embargo, la desesperación y mi insistencia consiguieron convencerla-. 
Afortunadamente, pasada una hora y entre varias respuestas negativas, recibimos la afirmativa por parte de nuestro ángel particular, llamado Fethi, que nos ofrecía su casa durante los próximos 9 días en Estambul.
 El primer contacto con este chico turco fue algo apagado, pues serían las 8 de la mañana y ninguno de los 3 habíamos dormido en toda la noche. Además, al acercarnos a su casa –en un taxi que él mismo acabó pagando- vimos la pobreza de su barrio, con casas destartaladas y una chabola justo en frente nuestro. A pesar de ello y, tras subir hasta el último piso de un edificio que por el interior daba aún peor espina que por el exterior, nos aposentamos con cierta comodidad.
A partir de ahí nuestra suerte comenzó a cambiar: durante la segunda y tercera noche, nuestras vidas se cruzaron con las de una pareja alemana de recién casados -Eric y Ana- que también se alojaron en casa de Fethi y que se disponían a dar la vuelta al mundo. Resultaron de gran ayuda para que Paula perdiese rápidamente el miedo y para movernos por la ciudad con cierta comodidad. Además, tras dejar éstos el apartamento (se dirigían a Irán) nos dieron su tarjeta SIM turca con la que podíamos tener acceso a internet desde el móvil y llamar sin gastar nada.
“Nuestra casa” estaba en pleno centro turístico de Estambul y teníamos más de una semana para visitarla, por lo que pudimos tomarnos con calma el tema del turismo.

Estambul es una ciudad con más de 10 millones de habitantes en la que reina el estrés, el ruido de los motores, los cláxones de los coches y las incesantes llamadas, tanto de las mezquitas a la oración como de los comerciantes invitándote a comprar algo en su puesto. Y típico de ello es el Gran Bazar, mundialmente conocido por la gran variedad de puestos que en él hay y la gran belleza que forman en su conjunto, dando lugar a un recinto lleno de luces multicolores, tapices exóticos y accesorios de todo tipo.



Asimismo, esta ciudad también es conocida  por sus imponentes mezquitas, de gran belleza y esplendor. Las más conocidas son la Mezquita Azul y la antigua basílica de Santa Sofía (actualmente museo) y que han acabado convirtiéndose en el estandarte de Estambul de la misma manera que lo es la Torre Eiffel en París o la Estatua de la Libertad en Nueva York.

Sin embargo, una de las cosas que más estaba deseando de allá era probar el kebab turco (el turismo gastronómico es mi debilidad). Los de las calles más turísticas dejaban bastante que desear pero, por suerte, nosotros contábamos con Fethi para degustar un buen kebab, en un restaurante donde te lo daban en un plato que no era de plástico y con camareros de los de verdad. Aquello sí que era carne, había incluso de cordero y el pan estaba realmente delicioso. Además, a diferencia de España, allí no le suelen echar salsa blanca ni de yogur, si no especias de todo tipo.
Allá, en Estambul -consecuencias de la vida- acabé encontrándome  también con mi compañero holandés de caravana en Millau (Francia) de ese mismo verano, Rob. Con él quedamos y pudimos ponernos al día de nuestras vidas en menos de una tarde. El mundo es un pañuelo. 
Finalmente, bendita suerte la nuestra, dos días antes de coger nuestro vuelo a Manila, nos llamaron al timbre de casa con nuestras maletas por fín de vuelta. Todo un viaje de sustos y sorpresas, que no podía haber acabado mejor.

viernes, 23 de octubre de 2015

INKA PIEGSA, nunca es tarde para soñar

Ice Museum en Estambul
Dicen que no hay segundas ocasiones para causar una primera impresión y, en el caso de Inka unos pocos segundos fueron más que suficientes para percatarse de su vitalidad y energía. Acompañada siempre de una sonrisa, esta mujer alemana de 70 años dio un cambio radical a su vida tras abandonar el gabinete de abogados que ella misma había creado y en el cual había estado trabajando durante 30 años.


Acostumbrada a viajar desde pequeña con su familia, Inka acabó dedicándose por su propia cuenta al derecho internacional, teniendo que moverse entre países de todo el mundo en representación de su firma -con sede en Londres y Marbella-.
Pero, a pesar del buen trascurso de su vida, un día como otro cualquiera en el que tenía que irse a Hong-Kong por motivos laborales, Inka decidió dar un giro de 180 grados a su vida personal negándose rotundamente a ir y renunciando así a algo que ella misma había creado pero no había vivido.
De este modo, vendió su casa y su firma de abogados y actualmente se dedica a disfrutar todos aquellos viajes que hasta entonces no había podido disfrutar entre aeropuertos, hoteles y oficinas de todo el mundo.

Con esta nueva inspiración y una gran creatividad, Inka ha destinado su nueva vida a la literatura a través de la creación de novelas escritas por su propio puño y letra y un blog personal destinado especialmente a todas aquellas mujeres de avanzada edad que quieren viajar pero no pueden, o más bien, creen no poder. Además, Inka también ha conseguido ser miembro de la International Travel Writers Alliance y escribir artículos para empresas de viajes tan reconocidas como la BBC Travel.
Carnaval de Venecia
Si queréis saber más sobre ella y estáis interesados en conocerla con mayor detalle, aquí os paso su blog: http://www.glamourgrannytravels.com/

sábado, 5 de septiembre de 2015

BENJAMIN: de jugador de rugby profesional a arquitecto y monitor de barrancos

“Benji”  es de esa clase de personas que cae bien a todo el mundo por su gran humildad, su mentalidad positiva, su buena educación y la tranquilidad que transmite a todo el que le rodea. Además, su largo  cabello y barba morena generan en varios casos comparaciones con Tarzán o Jesucristo.

El cambio de rumbo que ha tomado este chico en su vida ha sido realmente espectacular. Ya desde muy joven, con apenas 18 años debutó en los juveniles del equipo de rugby de Toulousse y, al poco tiempo, llegó a alcanzar el primer equipo, enfrentándose a jugadores de primer nivel en estadios que llegaban a acoger los 30.000 espectadores. Sin lugar a dudas, todo un sueño para muchos, pero no para Ben, pues al mismo tiempo, quería continuar sus estudios de cara a un futuro más estable y apaciguado que el que ofrecía el mundo del rugby.
Esto le llevó a renunciar al que entonces era su trabajo (y un sueño para muchos) para estudiar arquitectura en Burdeos. Aunque, al acabar sus estudios y realizar las primeras prácticas en una empresa, se dio cuenta de que permanecer sentado en una oficina frente a un ordenador no era lo suyo.
Así pues, un buen día decidió dejarlo todo, coger la mochila y partir a Argentina esperando poner las ideas en su sitio y aclararse sobre qué hacer con su vida. Tal fue la experiencia que tras 5 intensos meses en aquel país viviendo grandes experiencias con gente inolvidable decidió volver. Aunque esta vez sería por 6 meses y junto a un amigo al que tuve la suerte de conocer mientras trabajábamos el verano en Millau: Colin.
Debido a la experiencia de Colin y su espíritu montañero, aquellos 6 meses se destinaron a la escalada y el senderismo por majestuosos parques naturales y enormes paredes verticales que llamaban a su ascensión. Lo cual, no quita lugar para que aprovechasen y visitasen los países vecinos: Chile, Perú y Bolivia o la propia Argentina, donde vivieron grandes anécdotas como la que se cuenta en el vídeo, quedándose en calzoncillos en medio de la intemperie atracados por unos hombres con machetes y pistolas.


Finalmente, estas vivencias sirvieron para que Benji –al igual que Colin- se diese cuenta de que estaba destinado a vivir al exterior, en contacto con la naturaleza y de cara a las personas. De modo que, al llegar a su pueblo natal –Millau- decidió hacer ese cambio radical y trabajar en una empresa de turismo activo destinada a la realización de actividades deportivas en la naturaleza, tales como barrancos, rafting, escalada, descensos en canoas, puenting o paintball. De hecho, fue allí donde coincidieron nuestros caminos y tuve la gran suerte de conocer a Benji y Colin, al principio como compañeros de trabajo pero rápidamente como amigos.
 Actualmente, Benji se encuentra formándose para el título de monitor de barrancos y cañones y Colin -que fue quien me enseñó el fascinante mundo de la escalada- se encuentra en el pirineo francés como instructor de snow.

jueves, 25 de junio de 2015

MILLAU (MIDI-PYRÉNÉES), FRANCIA. JULIO-AGOSTO 2015

Me encontraba en el último curso de la carrera y sabía que, al acabarlo, tendría toda una vida por delante, llena de metas y deseos por cumplir, como seguir viajando por el mundo, aprender otras lenguas, conocer otras culturas o afrontar nuevos retos y aventuras. Por ello, en lugar de convalidar algunas de las muchas prácticas que ya he ido realizando a lo largo de la carrera, decidí buscar unas últimas ya que, si quería salir al extranjero, de esta manera iba a ser más sencillo que las empresas me aceptasen en su equipo de trabajo, siendo al mismo tiempo más flexibles y permisivas
Tras haber practicado el inglés en Polonia -y sabiendo que en Octubre también lo iba a utilizar en Filipinas-, acabé decantándome por buscar prácticas en Francia y así refrescar lo aprendido el verano de 2013 en Bretaña.
La universidad apenas ofrecía nada fuera de España, de modo que tuve que buscar todo por mi cuenta y, al final, acabó siendo mejor, ya que pude dirigirme hacia un sector en el que aún no había trabajado y del que no se reciben ofertas en la universidad: el TURISMO DE AVENTURAS.
Así pues, tras varios meses enviando mi CV y carta de motivación en francés a cientos de campings y empresas de turismo activo de Francia, acabé siendo aceptado en una empresa del sur del país, llamada Roc et Canyon y situada en la encantadora localidad de Millau, con una población de 25.000 habitantes. Para colmo, las condiciones que me ofrecían de estas prácticas eran mejores que en la mayoría de los casos españoles y, al tener lugar en el extranjero, pude solicitar la beca ErasmusPlus, de la que he acabado siendo beneficiario. En esta ocasión ni dormía en un hotel -como en Lloret de Mar- ni en un apartamento -como en Bretaña- sino que lo hacía en una caravana que me aportó la empresa (mobilehome): situada a 30 metros de mi puesto de trabajo.

El recorrido era de unas 8 horas en coche desde Zaragoza, por lo que ésta se convirtió en una oportunidad perfecta para que mis padres y hermano me acompañasen hasta Millau y así, realizar un viaje en familia que tantos años llevábamos sin hacer.
Comenzamos pasando la noche en la Costa Brava y seguimos el día siguiente hasta Montpellier, que cumple todos los rasgos metropolitanos típicos de una ciudad francesa. Para mayor sorpresa, nos sentimos bastante orgullosos -como buenos aragoneses- de encontrar en esta ciudad tantos vestigios de una ciudad que, en su tiempo, formó parte de la Corona de Aragón. Pero, el problema de Montpellier fue, sin lugar a dudas, desplazarse a través de todas las obras que en ella había y que, en lugar de realizarlas por secciones, estaban esparcidas por toda la villa.
Finalmente, al tercer día llegamos a la esperada Millau, situada a los pies de un hermoso valle, en medio del Parque Nacional de Cévennes y el Parque Natural des Grand Causses, pero mundialmente conocido por su famoso viaducto, el más alto de Europa y hasta hace poco del mundo con 343 metros de altura. Aquí tras despedirme de mis padres y hermano, comencé a instalarme en la caravana.
Situada entre estos dos parques y con los ríos Dourbie y Tarn  a su paso, Millau goza de un paisaje único e idóneo para realizar todo tipo de actividades en la naturaleza como: descenso de barrancos, parapente, paracaidismo, kayak, rafting, escalada, puenting, espeleología, vías ferratas, senderismo, pesca deportiva o rutas BTT. 
Aquí mi labor era bastante polivalente, y se basaba tanto en los servicios de acogida, información y logística como en los de distribución de equipos e incluso trasporte de clientes en furgonetas.      
Para colmo, no vivía solo en la caravana, sino que la compartía: al principio con una chica holandesa del trabajo bastante introvertida y después, tras mudarse ésta a un apartamento, fue con otro compañero del trabajo holandés, Rob. 
Nuestro equipo estaba formado por 16 personas de las que nosotros tres éramos los únicos extranjeros y, por suerte, tuvimos la suerte de formar un ambiente realmente agradable y bastante simpático, lleno de vitalidad y perteneciente a todo rango de edad; desde mis 22 años, hasta los 55 de los monitores más veteranos. 


Sin duda, ésta fue una ocasión única para profundizar mis conocimientos en el sector, disfrutar del paisaje y, al mismo tiempo, beneficiarse de los servicios que la empresa ofrece gratuitamente a sus trabajadores –claro está-. Por ello, aprovechaba cualquier ocasión y día “en repos” (día libre) para apuntarme a todas las actividades que había planificadas en ese día. He aquí un vídeo de todo lo que tuve la oportunidad de disfrutar: descensos de barrancos, kayak, puenting, parapente y mucho más:


miércoles, 28 de enero de 2015

FITUR 2015 (Feria Internacional del Turismo)

No es que haya sido un viaje precisamente exótico o extraordinario. Sin embargo, trabajar en el stand de Aragón durante los 5 días de feria resultó verdaderamente enriquecedor. En esta ocasión, mi labor no era otra que la de conocer mi tierra para así poder darla a conocer a los demás, bonito ¿verdad?. Hay tanto que ofrecer...:

-1 Parque Nacional
-4 Parques Naturales
-5 Parques Culturales
-4 Denominaciones de Origen de Vinos
-Y sobre todo, una gran diversidad orográfica, que incluye tanto cordilleras y sierras nevadas como un desierto único en Europa por su ecosistema, declarado Zona Protegida
-Y Reservas de la Biosfera y Paisajes Protegidos y Monumentos Culturales y arte protegido por la UNESCO y... etc, etc, etc
Para alguien como yo -estudiante universitario de Turismo- esta feria supuso una gran oportunidad para conocer con mayor profundidad el funcionamiento del sector, pues aquí estaban representados los diferentes agentes implicados en el Turismo: desde touroperadoras, compañías aéreas o cadenas hoteleras hasta asociaciones de actividades turísticas menos masivas como el turismo activo, de naturaleza, gastronómico o de salud.

Mientras estaba detrás del mostrador observé que había gente con pases de "Bloggers", pero, desafortunadamente, no pude entablar grandes conversaciones con ellos debido a la gran cantidad de turistas y profesionales del sector que debía atender. Sin embargo, en una de estas ocasiones tuve la suerte de poder conocer a Cristina, que lleva el blog de viajes IdayVuelta.com. Gracias a ella pude saber un poquito más acerca del mundo de los viajes y la forma de gestionar los blogs. Os aconsejo echarle un vistazo.

Finalmente, en el stand de Aragón de FITUR pude también comprobar, por experiencias propias de los allí presentes, las relaciones institucionales y de colaboración que se establecen entre el sector privado y público de cara al turismo que, por lo general, aún deja mucho que desear: El Turismo de Interior es un sector clave en Aragón y, por lo tanto, debe seguir fortaleciéndose con el paso de los años a través de una cooperación centralizada que otorgue mayor unidad a los diferentes empresarios del sector.