sábado, 1 de marzo de 2014

AMSTERDAM, Eindhoven, Den Bosch, Utrecht. HOLANDA (MARZO 2014)

Como decía en el artículo del anterior viaje a Budapest, nos encontrábamos en la primera de las dos semanas de vacaciones entre los 2 semestres de la Universidad de Cracovia. De forma que aprovechamos tales parones para viajar de nuevo, esta vez a Holanda. 
Al igual que comento en el artículo de Viena, resulta extremadamente barato viajar desde Polonia, ya sea en bus, tren o, en este caso, avión: el coste de ida y vuelta para recorrernos 2.400 km no superó los 80€. 
A pesar de haber aterrizado en Eindhoven, nada más llegar nos dirigimos a la ciudad de Den Bosch, ya que nuestros amigos holandeses del Erasmus así nos lo recomendaron. Y ésta, al igual que el resto de ciudades del país, se caracterizaba por su silencio, su buena organización y sus impolutas calles plagadas de edificios en perfecto buen estado. 
Conforme nos movíamos entre ciudades, me quedé fascinado con las infraestructuras del país. Tanto los autobuses como los trenes eran increíblemente limpios, cómodos y silenciosos, y sus carreteras estaban perfectamente iluminadas, asfaltadas y señalizadas. Además, allí el personal de la estación nos atendió con gran amabilidad y un perfecto inglés.
Una vez llegamos a Amsterdam, la ciudad simplemente me impresionó. A pesar de haberme hecho a la idea en Den Bosch, todo era más grande, más espacioso, con más luces y con un diseño urbanístico que no dejaba de sorprenderme. 
Las casas son muy bonitas por fuera o como fondo de pantalla en nuestros ordenadores pero sinceramente no son nada prácticas. Nada más llegar a nuestro hostal tuvimos que subir unas escaleras casi a 4 patas ya que los pisos, a parte de ser bien angostos, son extremadamente verticales, en cuyos escalones no cabe ni medio pie. 

Si hablo de sus calles podría decir aquello de "vista una, vistas todas"; misma decoración, misma amplitud, canales entre ellas y  un diseño totalmente parecido. Por suerte, uno de nuestros amigos ya había visitado la ciudad anteriormente, y nos hacía de guía, evitando así que nos perdiésemos o deambulásemos entre sus calles sin rumbo alguno. 
En ciertas ocasiones, también puede resultar peligroso andar por la ciudad, pues los silenciosos tranvías circulan por la propia calzada junto con los coches, mientras que las bicis y motos lo hacen por el carril bici. 

Amsterdam es conocida mundialmente por ser la ciudad de los coffeshops (que de café tienen poco) y del barrio rojo, donde las prostitutas están expuestas al público tanto de día como de noche y el consumo de marihuana y hachís están legalizados. Sin embargo, esta "ciudad del pecadopodría ser mucho peor de no ser llevada por holandeses.
Tal y como nos explicaron en el tour del barrio rojo o en el de los coffeshops, ésta es una de las áreas donde más holandeses luchan por vivir: es céntrica, bonita, llena de vida y pequeños comercios y, sin lugar a dudas, es el barrio más seguro de todos los Países Bajos, pues todo está controlado al milímetro por comisarías de policía que hay cada 500 metros. 
Según nos contaban, estos lugares no suelen ser frecuentados por los neerlandeses, sino que están especialmente pensados para atraer turistas extranjeros. De tal modo, la mayoría parecen haberlo aceptado con naturalidad y aprendido a llevarlo con gran orden y responsabilidad, ya que saben que es una de las principales fuentes de ingresos en el país. 

BARRIO ROJO
El barrio rojo trata de 2 o 3 avenidas principales con sus respectivos cruces entre canales que crean varias calles más bien estrechas donde, aparte de algún comercio normal, bar o incluso una iglesia, hay sex-shops, clubs de strepteas, coffeshops o cabinas de prostitutas de todos los tipos y nacionalidades: negras, chinas, altas, bajas, gordas, delgadas, transexuales, viejas, jóvenes... Estas son las calles más transitadas de toda la ciudad.
En nuestro caso, al llegar a principios de Marzo, la temporada aún no era alta, por lo que pudimos  andar más o menos bien entre la multitud. Según contaba el guía, en temporada alta resulta casi imposible acercarse a las cabinas, habiendo incluso colas de más de 50 metros formadas por hombres que esperan ansiosos su turno por unos minutos de placer con su prostituta preferida.




Respecto al funcionamiento de las cabinas actúan como oficinas del gobierno alquiladas por unos 3.000 euros al mes a mujeres y transexuales que quieran ejercer la prostitución en ellas (aunque depende de la calle, la altura de la cabina o la temporada). Trabajando así como AUTÓNOMAS, las postitutas tienen que darse de alta y cotizar en la Seguridad Social como cualquier otro trabajador. De esta manera se evitan las redes de prostitución ilegal o forzosa, y se convierte en un trabajo totalmente voluntario. Además, pueden estar bien seguras mientras ejercen su profesión pues cuentan con varios botones ocultos del pánico dispersados en la habitación que avisan al momento a la policía. No hay cabina de prostitutas que esté a más de 5 minutos de una comisaría de policía
Por si fuera poco, también es habitual pasear entre las calles de Amsterdam y encontrarse con negros que a tu paso -y sin hacer contacto visual- dicen: "Cocaine, cocaine, ecstasy" en escasos 3 segundos con la esperanza de que les sigas hasta cualquier callejón donde poder hacer el contrabando.

COFFESHOPS

Los coffeshops son locales destinados exclusivamente al consumo y venta de marihuana o hachís en bolsas o cigarros ya liados. Estos, como si se tratase de una carta de vinos, cuentan con un gran catálogo de hierba de todo tipo y colores con sus respectivos efectos y precios según el gramo. Además, también disponen de snacks, zumos o bebidas con vitamina C que contrarrestan los efectos en caso de una bajada de tensión. La mayoría están en el centro, junto al barrio rojo y sus alrededores, pero también se pueden encontrar a las afueras o en otras ciudades.

Hay coffeshops donde sólo se va a comprar o fumar y apalancarse en sus sillas y los hay donde también se pueden hacer otras actividades como jugar al billar, ver la televisión, echarse una cerveza o jugar a los dardos.
Personalmente, fue una sensación bastante curiosa a la par que divertida, pues ya desde la calle se olía el humo de los porros que al entrar veíamos reflejado en las caras de la gente que ahí había: relajada, con los ojos bajados, algunos medio dormidos, otros riéndose...
Según comentaba el guía, una de las principales razones por las que se permitió el consumo de marihuana en el país llegó al compararlo con la legalización del alcohol, el cual crea mucha mayor violencia y alteración del orden público que la marihuana. Echando una vista lógica al panorama, el país ha conseguido el monopolio legal de este turismo en todo Europa, y ha llegado a convertirse así en el único Estado que puede beneficiarse legalmente del dinero de la droga.


SMARTSHOPS

Y como guinda al pastel, aunque sea menos famoso, también está legalizada la venta y consumo de setas alucinógenas en los SMARTSHOPS. Por motivos legales, no son exactamente setas sino trufas, que son las que se encuentran bajo tierra. Al igual que en los coffeshops, también están catalogadas según sus efectos y los gramos que debería tomarse cada persona. 
peyote
Fue totalmente divertido el momento de preguntar al dependiente sobre las trufas (con camiseta verde en la foto): estaba totalmente colgado e ido de la olla y nos empezaba a hablar del efecto de cada trufa que, lógicamente ya había probado él anteriormente. Según nos contaba, es cuando te excedes bastante en los gramos de la cantidad digerida media cuando no eres consciente de tus actos y puede llegar a ser peligroso, Pero aseguraba que con las cantidades que te sugieren en las tiendas puedes llegar a ver colores, ondulaciones, fliparlo con nada o reírte, pero siendo siempre "consciente de tus actos". Fue ahí cuando nos habló de su experiencia con el "PEYOTE", que es un cactus que se comió junto con su novia en el desierto, con el que estuvieron colocados durante 17 horas. Para ello necesitó un día entero de preparación y ayuno hasta que a la mañana siguiente como desayuno ingirió el cactus y comenzó a sentir sus efectos.

Ya para acabar, y aunque no sea tan impactante como lo comentado anteriormente, el último día visitamos Utrecht: del mismo estilo que Den Bosch y Amsterdam, pero con el mismo encanto.

lunes, 24 de febrero de 2014

BUDAPEST, HUNGRÍA (FEBRERO 2014)

Aprovechando el fin de exámenes del primer semestre, Jorge (mi compañero de piso) y yo decidimos irnos a Budapest. Intentamos reclutar tanta gente como pudimos pero, al final sólo se apuntó nuestro gran amigo italiano GianLuca y Ola, la mentora de Jorge. Como de costumbre, esta vez fuimos también en autobús.
Gracias al verano de 2012 trabajando en Lloret de Mar como animador, pude establecer amistad con Adam, un chico húngaro que en aquel entonces trabajaba de camarero en el mismo hotel donde yo estaba. 
Al contactar con él por motivo de este viaje, Adam nos informó de que se estaba formando para trabajar como guía turístico en la capital húngara, y se ofreció personalmente a hacernos de guía durante toda nuestra estancia en Budapest. Incluso antes de llegar, nos proporcionó toda la información necesaria sobre buses y metros, nos envió todos los horarios y precios de lo que ver en la ciudad y nos recomendó el hostal donde pasar la noche: agradable, colorido, céntrico y barato (7 euros noche)




Nada más llegar por la tarde noche, cenamos algo y nos fuimos a tomar una cerveza antes de irnos a dormir. Como estábamos en pleno centro de la capital húngara, no nos costó nada encontrar un buen bar donde charlar un rato. Resulta que Budapest es conocido por sus “RUIN-PUBS" o “BARES DE RUINAS”; y nosotros nos encontrábamos en uno de ellos. Son, como el propio nombre indica, bares como en ruinas con una decoración totalmente alternativa y distinta a cualquier otro bar que jamás haya visto: bicicletas en la pared, un trineo tirado por conejos pegados colgando del techo, coches que sirven de mesa...
Un día de estos, Adam nos llevó a un restaurante con comida tradicional húngara, bastante pequeño y sin turistas que, aparte de estar en el centro de la ciudad, era barato. Ahí tomé las mejores sopas que he probado nunca y que, a pesar de parecer pequeñas, llenaban el estómago –fue tal el sabor que tuvimos que repetir el resto de días-: De espinacas, de verduras… pero con mozzarella, de manera que se convertían en cremas donde el queso fundido no dejaba de estirarse por todo el cuenco, como si de una pizza se tratase. Y lo mejor de todo es que este plato como primero, acompañado de un segundo totalmente original -y en abundancia- junto con una cervezas de colores para bajar la comida no pasaba los 9 euros (2800 florines).
Buda
Pest

Antiguamente, Buda y Pest eran 2 ciudades distintas divididas por el Danubio. Por ello, tras su anexión, Budapest tiene el privilegio de contar con 2 cascos históricos a cada lado del río. 
Nuestro hostal se encontraba en la parte oriental,  por lo que lo primero que visitamos fue PEST. Ahí nos topamos con la Sinagoga Judía más grande de Europa y segunda más grande del mundo y con la Basílica de San Esteban, que es el edificio religioso más grande de Hungría.
En este lado, pero lejos de la sinagoga, se encuentra también la famosa Plaza de los Héroes, donde se conmemoran a modo de escultura a todos los reyes de Hungría.
Detrás de esta gran plaza histórica hay un gran parque distinto a los que había visto hasta el momento, donde podemos encontrar un zoo, las más famosas termas de las varias que hay en la ciudad (Baños Szecheny), un circo, el Museo de Bellas Artes o una réplica de un castillo de Transilvania, en Rumanía: El Castillo de Vajdahunyad
Las otras termas más conocidas de Budapest son unas que hay en la ribera del Danubio, donde los sábados por la noche se organizan fiestas con música y alcohol tanto en los interiores como en los exteriores del recinto, llamadas BATH PARTY. Aunque no son las únicas. En nuestro caso, tuvimos suerte y llegamos la primera semana del año en que se inauguraban estas fiestas.
En ellas no son necesarios los bolsillos o las carteras, ya que basta con llevar una pulsera de goma ligada a una cuenta y deslizarla en una especie de datáfono de la barra para pagar las bebidas. De  esta forma, la fiesta queda más que asegurada sin apenas salir del agua: la música, los juegos de luces y la gente en paños menores hacen el resto. 
Sin embargo, para entrar a estas fiestas no es aconsejable ser muy escrupuloso, ya que los servicios pueden parecer estar a años luz de las cálidas termas tanto para quien necesite orinar como para las "parejas espontáneas" que puedan aparecer con el transcurso de la noche.
Finalmente, justo antes de acudir a Buda se encuentra el famoso Parlamento que, junto al Palacio Real de Buda y la Plaza de los Héroes, es el principal atractivo turístico de la ciudad. Para poder capturar esta foto desde el río tuvimos que ser avispados y, en vez de coger un costoso barco turístico, montamos en un barco-bus municipal que costaba unos 450 florines (1.50€).  
La disposición de la ciudad me recordó bastante a Praga; dividida por el río en 2 (en esta ocasión el Danubio) y con más vida a un lado (Pest) que en otro (Buda) donde, al igual que en la capital checa, hay una colina sobre la cual se encuentra un palacio -el Palacio Real de Buda- y una hermosa iglesia –la Iglesia Matías- sobre el Bastión de los Pescadores. Lugar idóneo para observar una buena panorámica de la ciudad.
Palacio de Buda
En caso de querer ver una buena panorámica de la ciudad y su entorno, os aconsejo alejaros más de la ciudad y subir a lo alto de mirador que, mediante un teleférico regala vistas como esta:

jueves, 30 de enero de 2014

DE CANADÁ A EUROPA: MAX


A pesar de que coincidíamos en la universidad y muchas otras fiestas, no llegué a conocer a este chico realmente bien hasta sus últimos meses de estancia cuando, en un campamento que tuvo lugar en las montañas del sur de Polonia, pude descubrir más sobre él y sus aventuras. 
Así como Lee es una persona muy tranquila, Max es alguien increíblemente energético y hablador, con el gran don de llevarse bien con todo el mundo.  
Max, Rob y Lee
La primera vez que Max salió al extranjero fue cuando tenía 4 años, a  Estados Unidos. Pero, según cuenta, al estar tan asociados diplomática y socialmente Canadá y  EEUU, viajar entre ambos países no lo considera un viaje realmente internacional. De modo que la primera salida que considerada como tal fue la que realizó a México con nada más que 7 años. 

Max tuvo la gran suerte de apoyarse en el trabajo internacional de su padre para viajar por el mundo en familia. A los 15 años cruzaron el charco para visitar unos familiares suyos en Londres, Inglaterra. Pero aquello no era más que una escala hasta llegar a su destino: Sudáfrica. Aquí hicieron un intercambio de casas con una familia sudafricana en Cape Town. Lo cual resultó ser una experiencia inigualable.
Desde entonces, Max se enamoró de los paisajes del mundo, su gente y sus culturas y, conforme fue creciendo, decidió continuar estas aventuras con sus amigos de una forma mucho más sencilla y cercana al destino.
De modo que, cargado con nada más que una mochila a sus espaldas y una gran pasión, ya son 35 los países visitados con sólo 23 años de dad.
NORTEAMÉRICA: Canadá, EEUU, México
SUDAMÉRICA: Chile, Argentina
EUROPA: Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda, Grecia, Italia, Austria, Alemania, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Portugal, Croacia, Macedonia, Montenegro, Albania, Serbia, Bosnia, Hungría, Ucrania
ÁFRICA: Marruecos, Egipto, Kenia, Tanzania, Sudáfrica
ASIA: Corea del Sur, Vietnam, Singapur
OCEANÍA: Australia
Al igual que Lee, Max también empezó a trabajar desde muy joven para pagarse sus viajes, combinando estudios y trabajo con el principal propósito de invertir lo recaudado en poder recorrer mundo. De hecho, él también hizo un break antes de empezar la universidad para dedicarse a tiempo completo a viajar de continente en continente.
Y... ¿qué viene después?
Probablemente vaya a Turquía en familia tras visitar a su hermana, la cual se encuentra estudiando en Viena.  Pero de momento se encuentra repostando en Victoria, Canadá donde le espera algún que otro año trabajando duro en algo relacionado con su carrera, esperando así ganar experiencia y recuperar todo el dinero invertido en sus viajes. Respecto a España, también le insistí en que no puede seguir viajando sin antes ver mi hermoso país. Planeamos algo como un tour por toda la península en bici o autostop y lógicamente con parada obligada en mi preciosa ciudad: Zaragoza
Max es tan aficionado a la fotografía que al acabar su estancia de estudios en Europa se decantó por la creación de una página web con su marca propia: "MaxwellWebster". Aquí os paso los links donde podreis ver algunas de sus fotos e historias, realmente espectaculares.
https://www.flickr.com/photos/104270274@N04/ 
http://www.maxwellwebster.com/ 

jueves, 2 de enero de 2014

PARÍS-VERSAILLES, FRANCIA (ENERO 2014)

Una vez acabadas las Navidades con la familia y amigos era momento de volver a “mi hogar” en Cracovia. Al igual que hice a la ida, para la vuelta también debía hacer escala en París aunque en esta ocasión fue durante sólo 2 noches.
Dado que ya había estado en la casa de mi buen amigo Jean-Gauthier y su familia dos semanas antes, decidí aceptar la invitación de uno de mis familiares escolapios y dormir en su comunidad de París.
Haciendo combinaciones varias con las líneas de metro llegué al barrio en la noche, el cual era un lugar marginal  donde abundaban personas de origen subsahariano y árabe. Desde luego, no era un lugar por donde pasaría un turista o una pareja en luna de miel. Al llegar a la casa, anexionada con la iglesia, conocí a sus habitantes, la mayoría de seminaristas de Senegal o Camerún, aunque también había algún sacerdote africano y un único sacerdote español de unos 65 años de edad. 

Desde el primer momento fueron muy agradables y acogedores conmigo, me dieron de cenar y me ofrecieron una habitación para mí solo. Era una casa muy humilde y sencilla, con grandes escalones y un suelo de madera chirriante.
A la mañana siguiente, ayudado por las indicaciones de los seminaristas y de mapas que tenía de París, cogí un tren de cercanías con dirección a Versailles.

Después de un breve paseo por la ciudad, comenzaba a asomarse en el horizonte el esperado Palacio de Versalles. 
Este es un palacio del siglo XVII mandado construir primeramente por Luis XII pero verdaderamente ampliado por el “Rey Sol”-Luis XIV- como su lugar de residencia donde estar apartado de los problemas. Este palacio, junto con sus parques, jardines y otros aposentos que se encuentran por medio de sus extensiones  y que pertenecieron a otros miembros de la realeza abarcan un total de 800 hectáreas y 20 km de camino. Tanto es así que necesité un día entero para verlo en su totalidad.
Tras haber visitado en primer lugar el majestuoso y alucinante Palacio Schönbrunn de los Austrias en Viena, no esperaba poder encontrar otro igual en Europa que se le pareciese en magnitudes hasta visité Versalles. De hecho, fue este el modelo que sirvió como inspiración a la dinastía de los Hadsburgo para levantar sus magníficas réplicas tanto en la capital austriaca como en la española.  
Conforme se sucedían los nuevos -y últimos- reyes borbones de Francia, el lugar se iba ampliando y remodelando, llegando a crearse capillas reales o incluso una ópera. Asimismo, también podemos encontrar una "humilde aldea" entre sus jardines creada con la mera finalidad de albergar a sus cortesanos e incluso mansiones de mármol y porcelana que hacían de cuarto de invitados.