jueves, 2 de enero de 2014

PARÍS-VERSAILLES, FRANCIA (ENERO 2014)

Una vez acabadas las Navidades con la familia y amigos era momento de volver a “mi hogar” en Cracovia. Al igual que hice a la ida, para la vuelta también debía hacer escala en París aunque en esta ocasión fue durante sólo 2 noches.
Dado que ya había estado en la casa de mi buen amigo Jean-Gauthier y su familia dos semanas antes, decidí aceptar la invitación de uno de mis familiares escolapios y dormir en su comunidad de París.
Haciendo combinaciones varias con las líneas de metro llegué al barrio en la noche, el cual era un lugar marginal  donde abundaban personas de origen subsahariano y árabe. Desde luego, no era un lugar por donde pasaría un turista o una pareja en luna de miel. Al llegar a la casa, anexionada con la iglesia, conocí a sus habitantes, la mayoría de seminaristas de Senegal o Camerún, aunque también había algún sacerdote africano y un único sacerdote español de unos 65 años de edad. 

Desde el primer momento fueron muy agradables y acogedores conmigo, me dieron de cenar y me ofrecieron una habitación para mí solo. Era una casa muy humilde y sencilla, con grandes escalones y un suelo de madera chirriante.
A la mañana siguiente, ayudado por las indicaciones de los seminaristas y de mapas que tenía de París, cogí un tren de cercanías con dirección a Versailles.

Después de un breve paseo por la ciudad, comenzaba a asomarse en el horizonte el esperado Palacio de Versalles. 
Este es un palacio del siglo XVII mandado construir primeramente por Luis XII pero verdaderamente ampliado por el “Rey Sol”-Luis XIV- como su lugar de residencia donde estar apartado de los problemas. Este palacio, junto con sus parques, jardines y otros aposentos que se encuentran por medio de sus extensiones  y que pertenecieron a otros miembros de la realeza abarcan un total de 800 hectáreas y 20 km de camino. Tanto es así que necesité un día entero para verlo en su totalidad.
Tras haber visitado en primer lugar el majestuoso y alucinante Palacio Schönbrunn de los Austrias en Viena, no esperaba poder encontrar otro igual en Europa que se le pareciese en magnitudes hasta visité Versalles. De hecho, fue este el modelo que sirvió como inspiración a la dinastía de los Hadsburgo para levantar sus magníficas réplicas tanto en la capital austriaca como en la española.  
Conforme se sucedían los nuevos -y últimos- reyes borbones de Francia, el lugar se iba ampliando y remodelando, llegando a crearse capillas reales o incluso una ópera. Asimismo, también podemos encontrar una "humilde aldea" entre sus jardines creada con la mera finalidad de albergar a sus cortesanos e incluso mansiones de mármol y porcelana que hacían de cuarto de invitados. 

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